La necesidad de definir lo que es un productor y, más concretamente, un productor independiente fue uno de los puntos fuertes de la mesa redonda. La palabra “productor” no tiene una definición clara. Lo que es un productor se define por las acciones que toman, por ejemplo: un productor está en el inicio del proceso de producción, en el desarrollo del proyecto participando de forma creativa y reuniendo talentos, asegurando los derechos de autor en las obras que se desarrollan, organizando la financiación del trabajo, asignando ingresos y compartiendo beneficios con los financieros y los titulares de derechos y, finalmente, organizando la producción de la obra y la entrega a los usuarios finales.
Se comentó también que solo la UE está preocupada realmente por definir qué es un productor y que, según el cuestionario de la Comisión Europea enviado como parte del Plan de Acción para los Medios de Comunicación y el Sector Audiovisual, parece que no entienden lo que hace un productor y, en particular, uno independiente.
El papel del productor dentro del proceso creativo fue otro punto del debate. Su función abarca dos niveles: primero reunir talentos creativos y luego organizar al equipo de talentos con la aprobación de las entidades encargadas. El productor no puede ser solo un amortiguador entre los creadores y el mercado. Además, todos los participantes coincidieron en la necesidad de distinguir entre un productor individual y una empresa de producción. Se puso también el foco en la independencia de la productora, es decir: una productora necesita ser independiente de las entidades de distribución.
La llegada de las plataformas globales estadounidenses, y de sus modelos de negocio, también supone un riesgo para el productor independiente porque se produce así una pérdida de relevancia. Advirtieron que la acción de las plataformas de streaming no se limita solo a las relaciones contractuales sino que también afecta a la obra en sí misma que se convierte en un producto de plataforma: se pierde, de esta forma, la importancia de la figura del productor creativo y ello provoca un borrado del talento creativo.
Fortalecer las relaciones de creativos y productores es otra de las necesidades fundamentales. Se debe renovar la confianza de los creativos con los productores para aspectos como: asegurar sus derechos, dirigir el negocio, asegurarse de que se les paga y de que se cumplan sus deseos en relación a calidad del trabajo y cuidado del producto. Si se promueven estos puntos los políticos comprenderán por qué se necesita la figura del productor.
En el apartado de derechos se incidió en que el productor debe ser reconocido como parte de la autoría de la producción. No significa que el productor sea un autor, significa que el productor debe ser el copropietario de los derechos de autor, como ocurre en Alemania.
Se trataron otros aspectos como la necesidad de contar con una regulación que proteja al productor de ser integrado en la distribución ya que es un aspecto que daría valor a una empresa de producción independiente. También centraron la atención en la necesidad de diferenciar entre una empresa de producción y un productor individual; es algo que tiene una importancia en términos de regulación: un reglamento puede proteger a una empresa de producción independiente y no a un productor independiente.
Para concluir, también se lanzó un mensaje reivindicativo para los políticos y para todos los sectores de la industria, incluyendo a festivales, distribuidores y otros usuarios: más reconocimiento para los productores, hay una gran ausencia de ello en todos los niveles de la cadena de valor de la industria.